diumenge, 15 de gener del 2017

Sagraments d'iniciació en conjunt

Amb aquesta Entrada d'avui dono continuïtat a aquelles dedicades als sagraments de l'Església, aquells ritus que pretenen apropar-nos des de la nostra pròpia vida terrena al Misteri de Déu. Pots cercar les altres entrades relacionades sota l'etiqueta Sagraments a la columna de la dreta del Bloc.

L'explicació dels 4 tipus d'Entrades dedicades per a cada sagrament la trobaràs a l'Entrada amb el títol "El sagrament més gran: Jesús de Natzaret" de 15 de setembre de 2016.

Cal dir que alguns d'aquests materials estan en castellà, ja que són fruit de la feina dels estudis de CCRR a la Facultat de Teologia dels Jesuïtes de Granada.

Como ya expliqué en el sacramento del Bautismo, desde tiempos de los apóstoles, para ser cristiano se sigue un camino de iniciación de varias etapas pero que a lo largo de los tiempos y en lugares diferentes se ha llevado a cabo a ritmos diversos. Aun así, este itinerario comprende algunos elementos esenciales que no pueden faltar: el anuncio de la Palabra, la acogida del Evangelio, la conversión, la profesión de fe, el Bautismo en sí mismo, la efusión del Espíritu Santo y el acceso a la Eucaristía.

El significado fundamental de este sacramento responde a una triple realidad:
  • En relación a Cristo, se empieza el camino de la salvación, quedando limpios del pecado original y de todos los pecados personales así como de todas las penas del pecado. Nada impide ya, la entrada en el Reino de Dios. Quedamos así unidos a Cristo en su muerte y también en la Resurrección.
  • Se nos introduce en una vida nueva, la de la Santísima Trinidad, como Hijos de Dios y como hermanos de los otros hermanos. Somos nueva criatura, “Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. “Las cosas viejas pasaron; han sido hechas nuevas.”  (cfr. 2 Co 5,17), o bajo otras expresiones… "hijos adoptivos de Dios" (cfr. Ga 4,5-7), "partícipes de la naturaleza divina" (cfr. 2 P 1,4), "miembros de Cristo" (cfr. 1 Co 6,15; 12,27), "coherederos con Él" (cfr. Rm 8,17) o "templos del Espíritu Santo" (cfr. 1 Co 6,19).
  • En relación con la Iglesia, el Bautismo nos introduce en el Reino de Dios en la tierra, esta Iglesia a la que pertenecemos y de la que pasamos a ser piedras vivas.
A los ya bautizados el sacramento de la Confirmación les hace presentes diversos aspectos: 
  • los enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo,
  • los une más íntimamente a la Iglesia, en comunión con los hermanos en Cristo,
  • y quedan así aún más obligados, como auténticos testigos de Cristo al mundo, a extender y defender la fe con sus palabras y sus obras.
y por fin, la Eucaristía, que es fuente y culmen de toda la vida cristiana" (LG 11). Ésta contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua. Los aspectos que hace presente la Eucaristía son de ámbito diverso:

  • Por un lado es memorial, nos recuerda la vida, muerte y resurrección de Jesús, el Cristo, quien nos introduce con su venida a la Tierra en la dinámica de la Trinidad, enviado por el Padre y enviándonos el Espíritu.
  • Por otro es memorial sacrificial de aquello que hizo Cristo. Su ejemplo nos llama, nos cuestiona pero a la vez nos abre la asunción de nuestro propio sacrificio. Se ofrece también en reparación de los pecados de vivos y difuntos, así como para obtener de Dios beneficios espirituales o temporales.
  • Es también acción de gracias por la vida y los dones recibidos así como por el camino de salvación que se nos ofrece y por el Reino de Dios.
  • Tiene un punto de vivencia eclesial: la Eucaristía construye y alimenta la comunidad, en la que encontramos y afirmamos nuestra identidad de hijos de Dios.
  • Tiene un punto importante de comunión: comunión con Dios Padre, con Dios Hijo y con Dios Espíritu Santo, pero también comunión con la comunidad local y con la Iglesia Universal. Y de forma más amplia, con la humanidad toda y con el resto de la creación. 
  • Tiene también un ámbito escatológico: la Eucaristía es presencia de Cristo pero a la vez fuente personal de esperanza en aquello que vendrá en nuestro tiempo final personal y en la plenitud de los tiempos. Cabe recordar que también se propone la Eucaristía como viático final en el momento de final, a través del sacramento de la Unción de Enfermos. 
  • Y finalmente, se convierte en símbolo misionero: se nos ofrece la opción de nuestra propia misión de evangelización en el mundo, trabajando por el Reino de Dios ya en la Tierra.

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