dimarts, 31 de maig del 2016

Europa, cap a on vas, Europa? (3)

Aquesta d'avui dóna continuïtat a l'Entrada "Europa, què t'ha passat Europa?" de 10 de maig passat i a les Entrades "Europa, cap a on vas, Europa? (1)" de 17 de maig i  "Europa, cap a on vas, Europa? (2)" de 24 de maig.

Aprofitant que ahir dia 9 es celebrava el dia d'Europa va ser un bon moment per a reflexionar al respecte... i ho faig a partir del discurs que el Papa Francesc va fer a la ciutat del Vaticà davant les autoritats europees, en el moment de rebre el premi Carlemagne.

Després de plantejar-los una pregunta incòmoda -Europa, què t'ha passat Europa?- proposà 3 línies d'actuació, 3 possibles solucions: integració, comunicació i capacitat de generar. Transcric la segona part del discurs del pontífex als líders europeus dedicada a la capacitat de generar
Esta transfusión de memoria nos permite inspirarnos en el pasado para afrontar con valentía el complejo cuadro multipolar de nuestros días, aceptando con determinación el reto de «actualizar» la idea de Europa. Una Europa capaz de dar a luz un nuevo humanismo basado en tres capacidades: la capacidad de integrar, capacidad de comunicación y la capacidad de generar.
Capacidad de generar

El diálogo, y todo lo que este implica, nos recuerda que nadie puede limitarse a ser un espectador ni un mero observador. Todos, desde el más pequeño al más grande, tienen un papel activo en la construcción de una sociedad integrada y reconciliada. Esta cultura es posible si todos participamos en su elaboración y construcción. La situación actual no permite meros observadores de las luchas ajenas. Al contrario, es un firme llamamiento a la responsabilidad personal y social.

En este sentido, nuestros jóvenes desempeñan un papel preponderante. Ellos no son el futuro de nuestros pueblos, son el presente; son los que ya hoy con sus sueños, con sus vidas, están forjando el espíritu europeo. No podemos pensar en el mañana sin ofrecerles una participación real como autores de cambio y de transformación. No podemos imaginar Europa sin hacerlos partícipes y protagonistas de este sueño.

He reflexionado últimamente sobre este aspecto, y me he preguntado: ¿Cómo podemos hacer partícipes a nuestros jóvenes de esta construcción cuando les privamos del trabajo; de empleo digno que les permita desarrollarse a través de sus manos, su inteligencia y sus energías? ¿Cómo pretendemos reconocerles el valor de protagonistas, cuando los índices de desempleo y subempleo de millones de jóvenes europeos van en aumento? ¿Cómo evitar la pérdida de nuestros jóvenes, que terminan por irse a otra parte en busca de ideales y sentido de pertenencia porque aquí, en su tierra, no sabemos ofrecerles oportunidades y valores?

«La distribución justa de los frutos de la tierra y el trabajo humano no es mera filantropía. Es un deber moral». Si queremos entender nuestra sociedad de un modo diferente, necesitamos crear puestos de trabajo digno y bien remunerado, especialmente para nuestros jóvenes.

Esto requiere la búsqueda de nuevos modelos económicos más inclusivos y equitativos, orientados no para unos pocos, sino para el beneficio de la gente y de la sociedad. Pienso, por ejemplo, en la economía social de mercado, alentada también por mis predecesores (cf. Juan Pablo II, Discurso al Embajador de la R. F. de Alemania, 8 noviembre 1990). Pasar de una economía que apunta al rédito y al beneficio, basados en la especulación y el préstamo con interés, a una economía social que invierta en las personas creando puestos de trabajo y cualificación.

Tenemos que pasar de una economía líquida, que tiende a favorecer la corrupción como medio para obtener beneficios, a una economía social que garantice el acceso a la tierra y al techo por medio del trabajo como ámbito donde las personas y las comunidades puedan poner en juego «muchas dimensiones de la vida: la creatividad, la proyección del futuro, el desarrollo de capacidades, el ejercicio de los valores, la comunicación con los demás, una actitud de adoración. Por eso, en la actual realidad social mundial, más allá de los intereses limitados de las empresas y de una cuestionable racionalidad económica, es necesario que “se siga buscando como prioridad el objetivo del acceso al trabajo […] para todos”» (Laudato si’,127).

Si queremos mirar hacia un futuro que sea digno, si queremos un futuro de paz para nuestras sociedades, solamente podremos lograrlo apostando por la inclusión real: «esa que da el trabajo digno, libre, creativo, participativo y solidario». Este cambio (de una economía líquida a una economía social) no sólo dará nuevas perspectivas y oportunidades concretas de integración e inclusión, sino que nos abrirá nuevamente la capacidad de soñar aquel humanismo, del que Europa ha sido la cuna y la fuente.
Continuarà...


Algunes apreciacions:
  • El diàleg comporta una presa de decisió que cal aplicar. Cal que tothom es "mulli".
  • Tothom, del més petit al més gran té un lloc en la construcció d'un món millor.
  • Cal fer partícips els joves, que amb la seva empenta  no seran el futur, són ja el present.
  • La justa distribució dels bens de la terra i del treball humà és una qüestió moral.
  • Cal buscar nous models econòmics, més justos amb les persones. 
  • El pas de l'economia líquida a l'economia social és un camí que ens farà més humans.  
I afegeixo jo: 
  • Pot semblar una forma molt minsa d'educar el jovent en aquest paper d'actor, però jo intento donar protagonisme els adolescents amb els que em moc facilitant la seva autonomia: llavors són ells els que reparteixen, els que re expliquen la lliçó als companys, els que valoren les seves pròpies accions, els que s'apropen als professors a preguntar, els que de forma educada defensen els seus drets, els que prenen les seves decisions, els que...
  • Quan empresarialment les coses no van prou bé, en l'actualitat existeix les pre jubilacions, els concursos de creditors, les indemnitzacions pactades... Com es veuria el reduir la jornada laboral unes hores per encabir els qui sobren? I si implica rebaixar també el sou? 
Les actuals decisions que es necessiten, podem prendre-les o no, per moral. En un futur.. serà per seguretat o supervivència.

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