Enguany vull dedicar aquesta entrada al primer missatge del germà Ernesto Sanchez, Superior General dels Maristes, el primer del segon centenari d'aquesta congregació, d'aquesta familia carismàtica. El títol "Nadal, desplaçament i família".
Se acerca Navidad, tiempo que llena de alegría nuestros corazones. Para la mayoría de nosotros, será una ocasión para expresar nuestra amistad y estrechar más los lazos de fraternidad y de vivir momentos hermosos en comunidad, en nuestras familias y con tantas personas a las que amamos. La alegría de la presencia de Jesús, en medio de su pueblo y de nuestra historia, llena nuestros corazones y nos hace compartirla con cercanos y lejanos. Es un signo de un tiempo siempre nuevo, donde Dios se acerca a nuestra vida y nosotros percibimos su presencia.
Sin embargo, para muchos, celebrar la Navidad será algo que simplemente pasará inadvertido. Pienso particularmente en tantos niños y niñas que habitan en los márgenes de nuestras sociedades.
El 20 de noviembre pasado, con ocasión del Día mundial del niño, llevamos a cabo en Roma una conferencia organizada por FMSI (nuestra Organización Marista en favor de los Derechos de la niñez) para celebrar los 10 años de su existencia. Se tituló “los derechos de la niñez en movimiento”. Me dio mucho gusto recibir información sobre las iniciativas maristas que se realizan actualmente en favor de los migrantes y refugiados, en países como Ruanda, Sudáfrica, Uruguay, Brasil, México, Estados Unidos, España, Italia, Líbano, Tailandia y Australia.
A la vez, me removió el corazón escuchar muchas historias de menores que llegan para refugiarse en Italia, muchos de ellos sin ilusión ni sueños, habiendo sido víctimas de la trata de personas y de la tortura; entre ellas, una niña desplazada por la guerra, cuyo deseo era volver a casa para recoger la muñeca que olvidó, sin imaginar que al ir allí encontraría no sólo un hogar vacío, sino los escombros de su casa destruida por las atrocidades de la guerra.
Escuchando estas historias, me vino con fuerza la imagen de Jesús que nació desplazado, en un pesebre, rodeado de animales y entre pajas. Junto él, eso sí, contaba con el abrigo del calor humano y protector de sus padres, María y José. Seguramente ellos también sufrían al no contar con un lugar digno donde arropar a su recién nacido, al que trataron de suplir con su ternura. Sintonizo con el Papa Francisco, que nos exhortaba: "Dejémonos interpelar por el Niño en el pesebre, pero dejémonos interpelar también por los niños que, hoy, no están recostados en una cuna ni acariciados por el afecto de una madre ni de un padre, sino que yacen en los escuálidos «pesebres donde se devora su dignidad»: en el refugio subterráneo para escapar de los bombardeos, sobre las aceras de una gran ciudad, en el fondo de una barcaza repleta de emigrantes" (Homilía del 24 diciembre 2016)
Esta Navidad de 2017 es la primera del tercer Centenario Marista. El próximo 2 de enero cumpliremos 201 años de fundación. A tenor de estos dos acontecimientos, es bueno preguntarnos: ¿Hacia dónde y en qué aspectos puedo desplazarme? ¿De qué zona confortable debo moverme y salir? ¿Con qué niños y niñas marginados puedo encontrarme y vivir una experiencia de hogar y “hacer Navidad” con ellos? ¿Con quiénes puedo vivir en red una acción solidaria?
Vivamos esta Navidad desde el misterio de un Dios desplazado y migrante, encarnado y vulnerable, acogido y arropado por los brazos y corazones de José y María, que somos tú, yo y una gran multitud de maristas y de hombres y mujeres de buena voluntad alrededor del mundo.
El XXII Capítulo general nos habla de movimiento y de familia, de saber dejar para permitir nacer, de ser faros de esperanza y creadores de hogares de luz, de caminar con los niños y jóvenes marginados de la vida y de convertirnos en puentes para un mundo mejor. Todo esto sintoniza profundamente con:
- una Navidad que habla de desplazamiento y encarnación;- una Navidad que habla del cobijo amoroso y acogedor en el hogar de José y María;- una Navidad que hoy inspira la red de hogares vivos que queremos formar como familia global;- una Navidad de desplazamiento y apertura, de hogares que acogen la vida, cuidan de ella y generan vida nueva;- una Navidad para ponernos en movimiento con una de las recomendaciones del Capítulo, que en estos días puede tener un sabor especial: “abrazar un estilo de vida sencillo y experimentar nuestra vulnerabilidad como un lugar de fecundidad y de libertad”;- una Navidad de escuchar a los sin voz, de estrechar la fraternidad, de familia con estilo marista, como Champagnat hubiese soñado.
Que la “niñez en movimiento” pueda a su vez mover nuestro corazón y hacerlo más acogedor para todos.
Que nos conmovamos al ritmo del Dios pequeño, empobrecido, niño.
Que al vivir estas llamadas podamos decir que hacemos Navidad y así poder desearnos de corazón:
¡Feliz Navidad!
Ese es mi deseo para todos los Maristas de Champagnat, extendidos por el mundo, y para todos los niños, en especial para los sin voz.
Les envío un afectuoso abrazo.
Hno. Ernesto Sánchez B.
Quines coses de dir aquest papa, que no oblidem que també és cap d'Estat de la Ciutat del Vaticà. Tant de bo tots els caps d'Estat parlessin el llenguatge de les persones primer!
De totes aquestes, em semblen especialment interessants les d'espiritualitat i humanitat. Espiritualitat que ens apropa al misteri de Déu, només visible en el Verb Encarnat que és el Fill Jesús i en l'esperit que continua bufant avui en dia. Humanitat que ens fa ser menys animals i més persones, més humans. Algú va dir que ser cristià no és més que un grau més compromès de ser humà.
Quines veus tu més importants en la relació amb els altres?
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