"Necesito el consuelo, ofrezco consuelo"
"En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: —«Habla un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle la llagas.
Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó: "Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas."
- Hace unos días, el 18/02/2015, miércoles de ceniza, presentaba en este mismo Blog la entrada con título "És temps de quaresma 2015". Esta entrada le da continuidad con la aportación de quien esto escribe al folleto de cuaresma 2015 de la ONGD SED.
- El pasaje que se nos presenta hoy, sucede en el camino hacia Jerusalén (Lc 9,51), donde acabaría dandose la consumación del mensaje en forma de pasión, muerte y resurrección. A lo largo del camino, Jesús lo va desgranando en forma de enseñanzas morales sobre temas muy diversos. Y en este caso lo hace sobre los bienes. La comparación entre el mendigo Lázaro y el rico (paradójicamente no se alude a su nombre) le sirve para dejar claro el tema: a ambos se les ha sido dada una vida y ambos llegaran a la muerte, pero mientras uno es llevado al seno de Abrahán, el otro lo es al infierno. Y entonces vienen los ruegos en forma de grito “Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”.
- Dios al crear el mundo vio que todo era bueno (Gn 1,31), pero poco después ya había entrado el pecado en el mundo. Y desde ese momento, los seres humanos nos hemos ocupado en cuerpo y alma en mantener la desigualdad y la injusticia, algunos por acción y, muchos, a menudo por omisión.
- Te invito a mirar en tu interior.
- Piensa en todo lo que recibiste del Creador a través de tus padres, tu gente.
- Piensa en todo aquello que el Creador te ayudó a construir, sea con tus hermanos religiosos o con tu pareja.
- Intuye todo aquello que aún te espera. Empieza por lo bueno.
- Continúa pensando en la compasión y consuelo que tendrás cuando lo malo.
- Y finalmente... ¿Qué puedes cambiar antes de que lleguen los ruegos en forma de grito?
Quieres leer el texto del Evangelio, 16, 19-31?
- En català, anar-hi.
- En castellà, anar-hi.
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